lunes, 13 de octubre de 2008

CRITICA
Los Crímenes de Oxford

Dir. Alex De la Iglesia
Prot. Elijah Word, John Hurt, Leonor Waitling, Julie Cox
Género: Thriller / Suspenso

Un plano secuencia, varios personajes, construcciones antiguas y al final el descubrimiento de un cadáver, una mujer que murió de una manera “casi” natural.
Como una clase de homenaje a Alfred Hitchcok, esta es la escena que se destaca en última película de Alex De la Iglesia, “Los crímenes de Oxford”, un nuevo desafío para uno de los mayores exponentes del séptimo arte español.
Dentro de sus producciones se encuentran “La comunidad”, “El día de la bestia”, “800 balas” y “Crimen Ferpecto”, películas con un marcado humor irónico que le dieron prestigio internacional entre los amantes del cine de culto.
Sin embargo “Los crímenes de Oxford” no logra impactar, en su mayor parte debido al ritmo, lento, que acompaña al relato.
El punto a su favor es la de ser un thriller de suspenso, que contiene las características de los filmes detectivescos más clásicos y una fórmula para que el espectador se sienta parte a través de la resolución de acertijos y pistas a lo largo de la historia.
De la Iglesia se mete de lleno en un nuevo género que hasta ahora no había desarrollado, el del policial puro, por eso eligió basar su film en la novela “Crímenes imperceptibles” del argentino Guillermo Martínez, un destacado escritor y matemático, al que le gusta jugar con la inteligencia y el análisis.
Justamente ese es quizás el fuerte de la película: mediante enigmas lógicos desafiar al espectador a resolver el misterio.
Martin (Elijah Wood) es un estudiante norteaméricano que viaja a Inglaterra para que Arthur Seldom (John Hurt), un reconocido profesor de la universidad de Oxford sea el tutor de su tesis. Para lograr su objetivo tiene un debate con él en una charla, pero lejos de agradarle, Seldom lo trata con desprecio. Más tarde el destino los une cuando ambos coinciden en la casa en la que reside el joven y encuentran el cadáver de su dueña, ese es el principio del misterio, y de una serie de enigmas matemáticos y filosóficos.
A partir de aquel hecho, Martin y Seldom, comienzan a trabajar con la policía para evitar más muertes con la sospecha de que se trata de un asesino serial debido a una misteriosa carta que recibe el profesor antes del suceso y en la cual a medida que avanza la trama se explicará a traves de lógicas matemáticas.
Así se teje el enfrentamiento entre estos dos hombres obsesionados, uno con el de la figura del reconocido profesor y este con el del joven que lo idolatra, y que además se verán más relacionados todavía por una mujer (Leonor Watling) que representa sus deseos lejos de la rivalidad por la inteligencia.
La película se mueve dentro del género pero sin mucha originalidad y ubicable perfectamente en la reglas del “Whodunit” (“Who done it?” – quién lo hizo * dentro del cine cuando se presenta un asesinato y alguien se propone descubrir quien está detrás de los hechos) más convencional, donde ellos se encargaran de desenmascarar al autor.
Todos… desde el profesor, el alumno, la mujer que los enamora, la hija de la mujer asesinada al principio, son sospechosos de primera linea, cada uno por motivos suficientes para llevar a cabo la serie de muertes.
A lo largo del relato se habla de series numéricas, de términos estrictamentes matemáticos (algunos solo para entendidos), más que del hecho del simple asesinato y sobre el final la vuelta de tuerca, como elemento infaltable del género.
Los protagonistas, tanto John Hurt como Elijah Wood plantean sus personajes sin agregarles mucha dinámica, más bien solo cumplen con lo necesario, al igual que Leonor Waitling que solo aporta el condimento sexual, pero merece un mayor reconocimiento el trabajo de Julie Cox (la hija de la primera asesinada), un personaje menos atractivo fisicamente pero más agresivo y misterioso.
"Los crímenes de Oxford” es un giro en la carrera de Alex de la Iglesia aunque el resultado sea pretencioso e imperceptible.

No hay comentarios: